Una segunda oportunidad
Vagner Love ha pasado a ser rápidamente un líder dentro de la cancha
Por fifa.com - em
En enero de 2011, el Flamengo organizó una gran fiesta en Gávea para presentar a su estrella, Ronaldinho Gaúcho. Vagner Love apareció por sorpresa para asistir a la llegada de su amigo, y de inmediato empezaron a circular rumores sobre una posible negociación del delantero, que entonces militaba en el CSKA ruso, para regresar al club en el que ya había rendido a un buen nivel en 2010. Sin embargo, él se apresuró a desmentirlo: era solo uno más de los casi 20.000 seguidores rojinegros que estaban allí para recibir al nuevo número 10 del equipo.
De simple acompañante de Ronaldinho —desde la fiesta, pasando por los primeros contactos del Fla con el conjunto ruso hasta la finalización de las negociaciones, a principios de 2012— Vagner Love ha pasado a ser rápidamente un líder dentro de la cancha. La gran figura todavía no se ha consolidado, y el público se lo reprocha, pero Love está mostrándose decisivo sobre el césped, y su identificación con el club es indiscutible: la emoción impregnó la segunda llegada del artillero, incapaz de contener las lágrimas durante su presentación ante los medios.
"Soy un hincha apasionado del Flamengo, siempre lo he sido. La sensación de defender los colores del equipo de tu corazón es indescriptible, y la gente se da cuenta. Puede parecer un tópico, pero todos los días, cuando me despierto, doy las gracias por tener esta ocasión", explica el delantero de los inconfundibles rizos teñidos a FIFA.com. "Lo considero una segunda oportunidad. La otra vez que estuve aquí hice todo lo que pude, y lo único que faltó fueron títulos. Eso es lo que quiero ahora. Quiero conquistar un título con mi equipo, gritar ‘campeón’ con el Flamengo".
En 2010, también como escolta de una estrella mayor, Adriano, Love se erigió en protagonista, y se proclamó máximo realizador del Campeonato Carioca, con 15 goles. En total, en sus dos etapas en Gávea acumula ya 33 tantos en 42 partidos. No obstante, mantiene los pies en el suelo, y es sincero cuando afirma que no le importa el puesto que ocupe en una supuesta jerarquía del equipo.
"Soy como los demás. Ahora me están asignando un papel protagonista, pero solo procuro hacer mi trabajo, hacer lo que me gusta, de la mejor manera posible, siempre con amor. Llevo bien la responsabilidad, siempre he sabido que sería grande. Era consciente de que la exigencia iba a ser enorme, y de que hay que responder en el campo. Es lo que hago, lo demás viene solo", asegura el dorsal número 99. "Cuando llegué, toda la presión estaba sobre Ronaldinho, y ya sabemos que él no juega solo. Me alegra compartir la responsabilidad con él, y creo que a él también le gusta".
Viejos compañeros
Su amistad con el 10 viene de lejos —le llama "padrino"—, e impide que surja la más mínima conjetura sobre una disputa de egos en el siempre agitado vestuario del equipo.
"Estamos siempre juntos. Él viene a mi casa, y yo voy a la suya, nuestras familias conviven. Nos entendemos, y eso ayuda, porque podemos hablar abiertamente sobre lo que se puede mejorar. Cuando hay amistad, todo resulta más fácil", señala el "ahijado" de R10.
Vagner, nacido en Río de Janeiro, en el barrio de Bangu, aprecia la felicidad y los pequeños placeres de la vida en la capital carioca, y podría transmitir un cierto alivio al hablar de su regreso a Brasil después de siete años y medio, entre idas y venidas, en Moscú. Pero Vagner Love es puro cariño cuando se acuerda del CSKA, con el que alzó 11 títulos, entre ellos el de la Copa de la UEFA 2004/2005, dos ligas rusas y cuatro Copas de Rusia.
"Allí me trataron muy bien, fue una etapa muy buena de mi vida. Excepto el frío y el idioma, no tengo ninguna queja. Las negociaciones fueron complicadas precisamente porque el presidente del club me trataba como a un hijo. Le decía a todo el mundo que era mi padre en Rusia", bromea Love. "Cuando llegó la oferta del Flamengo, le expliqué que mi cabeza ya no estaba allí, y él lo entendió".
Plenamente satisfecho, de nuevo en su ciudad natal y en el equipo de su corazón, Love únicamente sueña con vestir otra camiseta además de la rojinegra: la de la selección brasileña. Y cree que está en el lugar adecuado para luchar por un puesto en el equipo de Mano Menezes camino de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™.
"Aún sueño con eso, y voy a hacer todo lo posible para volver, porque quiero participar en este Mundial. Es el sueño de cualquier jugador, y quiero estar ahí. Estoy en el lugar adecuado, en el momento justo. Veo que en estos momentos los técnicos se fijan mucho más en los jugadores que están en Brasil, y espero tener mi oportunidad", dice animado, y cómodo ante la perspectiva de permanecer en el fútbol brasileño hasta colgar las botas. "Me agrada mucho la idea de retirarme en el Flamengo".
De simple acompañante de Ronaldinho —desde la fiesta, pasando por los primeros contactos del Fla con el conjunto ruso hasta la finalización de las negociaciones, a principios de 2012— Vagner Love ha pasado a ser rápidamente un líder dentro de la cancha. La gran figura todavía no se ha consolidado, y el público se lo reprocha, pero Love está mostrándose decisivo sobre el césped, y su identificación con el club es indiscutible: la emoción impregnó la segunda llegada del artillero, incapaz de contener las lágrimas durante su presentación ante los medios.
"Soy un hincha apasionado del Flamengo, siempre lo he sido. La sensación de defender los colores del equipo de tu corazón es indescriptible, y la gente se da cuenta. Puede parecer un tópico, pero todos los días, cuando me despierto, doy las gracias por tener esta ocasión", explica el delantero de los inconfundibles rizos teñidos a FIFA.com. "Lo considero una segunda oportunidad. La otra vez que estuve aquí hice todo lo que pude, y lo único que faltó fueron títulos. Eso es lo que quiero ahora. Quiero conquistar un título con mi equipo, gritar ‘campeón’ con el Flamengo".
En 2010, también como escolta de una estrella mayor, Adriano, Love se erigió en protagonista, y se proclamó máximo realizador del Campeonato Carioca, con 15 goles. En total, en sus dos etapas en Gávea acumula ya 33 tantos en 42 partidos. No obstante, mantiene los pies en el suelo, y es sincero cuando afirma que no le importa el puesto que ocupe en una supuesta jerarquía del equipo.
"Soy como los demás. Ahora me están asignando un papel protagonista, pero solo procuro hacer mi trabajo, hacer lo que me gusta, de la mejor manera posible, siempre con amor. Llevo bien la responsabilidad, siempre he sabido que sería grande. Era consciente de que la exigencia iba a ser enorme, y de que hay que responder en el campo. Es lo que hago, lo demás viene solo", asegura el dorsal número 99. "Cuando llegué, toda la presión estaba sobre Ronaldinho, y ya sabemos que él no juega solo. Me alegra compartir la responsabilidad con él, y creo que a él también le gusta".
Viejos compañeros
Su amistad con el 10 viene de lejos —le llama "padrino"—, e impide que surja la más mínima conjetura sobre una disputa de egos en el siempre agitado vestuario del equipo.
"Estamos siempre juntos. Él viene a mi casa, y yo voy a la suya, nuestras familias conviven. Nos entendemos, y eso ayuda, porque podemos hablar abiertamente sobre lo que se puede mejorar. Cuando hay amistad, todo resulta más fácil", señala el "ahijado" de R10.
Vagner, nacido en Río de Janeiro, en el barrio de Bangu, aprecia la felicidad y los pequeños placeres de la vida en la capital carioca, y podría transmitir un cierto alivio al hablar de su regreso a Brasil después de siete años y medio, entre idas y venidas, en Moscú. Pero Vagner Love es puro cariño cuando se acuerda del CSKA, con el que alzó 11 títulos, entre ellos el de la Copa de la UEFA 2004/2005, dos ligas rusas y cuatro Copas de Rusia.
"Allí me trataron muy bien, fue una etapa muy buena de mi vida. Excepto el frío y el idioma, no tengo ninguna queja. Las negociaciones fueron complicadas precisamente porque el presidente del club me trataba como a un hijo. Le decía a todo el mundo que era mi padre en Rusia", bromea Love. "Cuando llegó la oferta del Flamengo, le expliqué que mi cabeza ya no estaba allí, y él lo entendió".
Plenamente satisfecho, de nuevo en su ciudad natal y en el equipo de su corazón, Love únicamente sueña con vestir otra camiseta además de la rojinegra: la de la selección brasileña. Y cree que está en el lugar adecuado para luchar por un puesto en el equipo de Mano Menezes camino de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™.
"Aún sueño con eso, y voy a hacer todo lo posible para volver, porque quiero participar en este Mundial. Es el sueño de cualquier jugador, y quiero estar ahí. Estoy en el lugar adecuado, en el momento justo. Veo que en estos momentos los técnicos se fijan mucho más en los jugadores que están en Brasil, y espero tener mi oportunidad", dice animado, y cómodo ante la perspectiva de permanecer en el fútbol brasileño hasta colgar las botas. "Me agrada mucho la idea de retirarme en el Flamengo".